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martes, marzo 13

Mirando a lo lejos parece que el río y el horizonte fuesen uno. No faltaba mucho para qeu acabara la tarde, El gris plomizo de las nubes se fundía en el marrón claro del agua.
Todo estaba en calma.
Ni el agua se movía en la orilla, donde el río se hace barro.
Algunos años atrás, cuando las aguas no estaban tan contaminadas, a esta hora las familias se demoraban en irse luego del picnic del domingo.
Es increíble como cambia todo.
La ultima vez era todo tan distinto; el río, los arboles, las piedras.
Me senté en una piedra a un par de metros del agua. Desde ahí con la vista en el río parece que no hubiera nada mas en el mundo, solo la extensión interminable y yo.
Hay muchos que piensan que nuestro destino ya está escrito, que ninguna de nuestras acciones es fruto del azar, que nada de lo que hagamos puede modificar nada. Me cuesta creerlo.
Me cuesta creer qeu toda esta confusión es solo producto del destino.
Me gustaría que mi todo volviera a estar en orden, tranquilo como hoy está el río.
No sentirme tironeado por obligaciones y deberes que no se si son correctos.
...
El viento se levanta con fuerza, el río, antes quieto ahora se agita y me moja los pies. Vuelan hojas y ramas. Tengo que irme antes que llueva si no quiero empaparme.

Tal vez asi sea mi destino, Calmas y tormentas.


Los Ojos del perro siberiano. Cap XIV.